Acaso me confundes con un yo-yó? Me subes y me bajas, del amor al desamor tantas veces Que enfermas mi alma. O quizá con un ajedrez, El objetivo principal es comerse la reina, Darle jaque al rey, Y ya ganaste. O Poker, Puede ser, con tus jugadas reservadas, Escondiendo la realidad, Pensando cada movimiento. Hasta que en el momento menos pensado Revelas tus comodines, Que me declararan perdedor. No es así? Si no es así, entonces, Por qué juegas conmigo? Para que tantas mentiras y caricias de amor, Para que mirarme con la lástima Que me grita que nunca me vas a querer, Que nunca lo harás. Para qué el protocolo y la falsa seriedad. Para qué un beso mañanero, la llamada cotidiana, Era tu juego, Torpe niño grande, Cuándo aprenderás que con el amor no se juega.